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Historias de resiliencia: Que no puedo qué? De cuadrapléjico a triatleta


En la vida no importa lo que te pasa, es lo que haces con lo que te pasa

Te imaginas que un día común y corriente en un trayecto en carretera tu automóvil y tu quedan comprimidos bajo una camioneta que circulaba en sentido contrario? Que pasaría si tuvieras que pasar años en rehabilitación? Tendrías los medios para solventar esa situación? Qué pasaría con tu familia? Y más aún, que si ese infortunio fuera la puerta de entrada a una nueva vida, te convirtieras en triatleta sin haber tenido ninguna experiencia previa y te dedicaras a dar conferencias de cómo lo lograste?

Esto fue lo que le pasó a Fritz Thompson, quien en su libro Que no puedo qué? De cuadrapléjico a triatleta nos da una muestra fiel de eso que llamamos resiliencia: la capacidad, no solo de volver al estado original, sino salir fortalecido de la experiencia.

En este libro, Fritz explica de manera breve, pues ha escrito un libro antes, cómo ocurrió el terrible accidente que le hundió la cabeza entre los hombros, provocándole una lesión medular y condenándole a pasar varios años en rehabilitación en México, Miami y La Habana, Cuba.

Según cuenta en su libro, fue en Miami donde comenzó realmente su rehabilitación - en México solo le habían estabilizado - y fue ahí donde un psicólogo le habló de Viktor Frankl y el sentido de la vida.

Los médicos que le atendieron en México, le daban pocas posibilidades de volver a caminar, según uno de ellos la posibilidad de recuperarse eran menores al 5%. Sin embargo, señala uno de ellos, fue su necesidad, su terquedad, su insistencia y su voluntad para accionar el switch y decir "me voy a mover" que logró su asombrosa recuperación.

Milagro? Así solemos llamar a este tipo de hechos. Los méritos, los reparte de la siguiente manera:


  • 97% a Dios
  • 1% a los doctores que le operaron
  • 1% a su gente, quien le acompañó en la tragedia
  • 1% él mismo


Cuando terminó su rehabilitación, dice, vinieron los problemas "reales" pues con una deuda descomunal y sin trabajo, tuvo que empezar de cero. Terminó su maestría y se dedicó a dar conferencias. Se separó de su esposa, pues señala la relación estaba desgastada y su accidente había contribuido aún más. 

Un buen día, que platicaba por casualidad con alguien en el club deportivo al cual asistía con su hijo, ese alguien le habló de participar en un triatlón. Lo que en principio parecía una locura, poco a poco fue convirtiéndose en un sueño, en una meta.

Fue entonces cuando inició su preparación no solo física sino mental. A los 48 años, con sobrepeso, sin ninguna experiencia previa y todavía con algunas secuelas del accidente, Fritz comenzó a prepararse.


Para ser, hay que parecer


Comenzó por comprarse ropa y calzado deportivo, para después cambiar sus hábitos de alimentación, ejercicio, descanso y trabajo, todo ello en pro de su objetivo. Incluso hizo cambios a su departamento de soltero, se deshizo de su sala y comedor para hacer su gimnasio.

Se inscribió a un agresivo programa de entrenamiento, en el cual se dio cuenta de todas las limitaciones que tenía, según menciona:


  • Su sobrepeso
  • La constante fatiga que experimentaba debido a la mala inervación de su cuerpo
  • La inutilidad de su pierna izquierda
  • Su espasticidad (calambres) asociada a su lesión medular
  • Su falta de agilidad


Asimismo, Fritz menciona que una de sus prioridades en la vida es ser padre de su hijo, y que no iba a sacrificar tiempo con él para entrenarse. Asimismo, aunque su trabajo como conferencista es flexible, atender varios amos a la vez parecía de entrada algo difícil de compaginar con su objetivo de participar en un triatlón. 



Tener voluntad no es otra cosa que instalar el querer en la mente, y no moverlo de ahí hasta conseguirlo

Fue entonces que se inscribió en una carrera de 15 km. Las inscripciones ya habían sido cerradas, pero gracias a su insistencia y perseverancia logró que le dieran un número "y hasta gratis" para correr. 

El siguiente paso era nadar. Era lento debido a su pierna izquierda. Midió sus tiempos, hizo cálculos y determinó qué era lo que tenía que hacer para lograr su objetivo. El puedo, puedo, puedo era una constante en su cabeza.

Por último, hizo "triatlones caseros". Había perdido ya 7 de los 10 kilos que le sobraban y su meta de correr en el triatlón de Xel-Há estaba cada vez más cerca .

El día llegó, y una noche antes se preparaba mentalmente en un hotel, con su hermana y sobrinas que dice, siempre le acompañaba en los momentos importantes. Solía asociar canciones a los momentos importantes de su vida y entonces pensó en la canción "A little respect" de Erasure.

Ese día por la mañana llegó a la que sería su otra cita con el destino: una competencia solitaria, pues a pesar de haber muchos otros competidores, dice en el triatlón estás contigo mismo, hablándote. En la primera parte, la fase de nado, Fritz se daba cuenta de que sus competidores le rebasaban, incluso mujeres, pero eso no le importaba pues la competencia, el reto, era consigo mismo; sus autoafirmaciones y pensar en su "cohete motivador" su hijo Stefan, le daba la fuerza que necesitaba para seguir adelante.

Vendrían entonces la bicicleta y luego la carrera: fue en esta última en la que una caída inminente, una confusión y una desviación del camino fueron parte de la aventura. Lo había logrado.

Después de ese primer triatlón, vino otro, el de Mérida. Fritz conoció a un motivador que daba conferencias sobre el uso positivo de la mente, quien le enseñó a usar autoafirmaciones positivas, una de ellas


Pase lo que pase, voy a disfrutar la competencia

Pero las condiciones del tiempo no le favorecieron y tuvo que abandonarla. Fue un duro golpe, del cual sin embargo se repondría pues después de una competencia informal en Las Estacas, se inscribiría al siguiente triatlón en Palenque. 


Las lecciones aprendidas 


1. Es hoy o nunca. Nuestra condición de fragilidad como seres humanos, en los que un instante nos puede cambiar la vida, le hizo ser consciente de la importancia de no postergar nada para una "mejor ocasión".

2. La diferencia entre lo importante y lo trascendente. Hacer a un lado las cosas irrelevantes e intrascendentes, evitar involucrarse emocionalmente con ellas. En cambio, Fritz dedica mucho tiempo a su hijo y procura pasar tiempo de calidad con él.

3. Ser solidario. Fritz agradece toda la ayuda y apoyo recibidos y trata de ayudar a quien lo necesite

4. Perdonar. Fritz se propuso perdonar al conductor que en un segundo había cambiado su vida, el cual incluso menciona, fue absuelto de cargos debido a la corrupción.

5. La vida es bella pero dura. Hay momentos difíciles, de sufrimiento, pero a pesar de ellos vale la pena vivir la vida. 

6. Vivir con intensidad. Relacionado con el ahora o nunca, Fritz busca disfrutar cada instante. No desperdicia el tiempo.

7. Responsabilizarse de la propia vida. Al tener libre albedrío tenemos la posibilidad de elegir nuestra actitud ante las circunstancias que enfrentamos. Es en esta parte, donde Fritz habla de RESILIENCIA, de dejar de culpar de otros, de dejar de asumir la posición de víctimas.

8. Hacer algo bueno con los dolores de la vida. Golpes, camionetazos, traiciones, y hacer algo bueno con ellos. 

9. Someter los miedos. No dejarse dominar por ellos. Entender su origen y "sacarlos a patadas de nuestras vidas".

10. Tener fé y soñar. Fritz habla de la importancia de los sueños y las creencias, y confiar en Dios.


A ser resiliente también se aprende


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