Resulta que el cambio, dice Shlomo Breznitz, profesor de psicología de la Universidad de Haifa, aunque es bueno en general, a la gente le gusta hacer las cosas como las ha hecho siempre, de ahí que se aferre a rutinas específicas o formas particulares de hacer las cosas, en las cuales el cerebro deja de pensar.
Si pensamos por ejemplo, en una persona que intenta introducir un cambio en su vida, hacerlo será algo que le provocará inicialmente resistencia. Si además planea realizar esa actividad en un entorno desconocido, la resistencia será aún mayor.
No obstante, dice Breznitz, poder soportar la ansiedad que provoca esa situación nueva, permitirá a la persona obtener los beneficios de esa actividad y además, mejorar la condición de su cerebro.
Confrontar al cerebro con información nueva, provoca que se produzcan nuevas conexiones neuronales, y el ejercicio es una forma de lograr cambios específicos en el cerebro, a diferencia de los fármacos, los cuales provocan efectos generales.
Una vez que la persona realiza ese cambio en su rutina, la segunda vez le será más fácil y eso además mejorará su estado de ánimo y disposición para seguir adelante. Esto parece particularmente útil con las personas mayores, quienes usualmente piensan, no podrán adaptarse a los cambios.
El aspecto social, dice Breznitz resulta otro factor importante. Al interactuar con otras personas, siempre hay algún aspecto novedoso, algo que la persona no conocía del otro; de ahí que estar en constante interacción social, permita a nuestros cerebros generar información nueva, estimulante, lo cual es bueno incluso, para evitar la depresión.
Estar dispuesto a cambiar, podría incluso elevar nuestro coeficiente intelectual.
De ahí que enfrentarse a continuos retos, leer, jugar ajedrez, mantenerse curiosos, viajar, y manteniendose en constante aprendizaje a través del cambio continuo, parece ser la mejor forma de mantener nuestro cerebro en forma.
Y qué hay del entrenamiento cerebral?
Aunque los estudios continúan, se cree que los programas de entrenamiento podrían mejorar sustancialmente nuestras funciones cerebrales.
De ahí que enfrentarse a continuos retos, leer, jugar ajedrez, mantenerse curiosos, viajar, y manteniendose en constante aprendizaje a través del cambio continuo, parece ser la mejor forma de mantener nuestro cerebro en forma.
Y qué hay del entrenamiento cerebral?
Aunque los estudios continúan, se cree que los programas de entrenamiento podrían mejorar sustancialmente nuestras funciones cerebrales.
De ahí que este inicio de año, sea un momento propicio para emprender cambios que beneficien nuestra salud y desempeño.
Qué opinas?
Si quieres saber más acerca de cómo lograrlo, te invito a visitar nuestra página web
www.transformatuestres.com
Comentarios
Publicar un comentario